Cuál rocas al fondo del río yacen sombríos los semblantes, temerosos de sorber pequeña luz y extasiados por la penumbra. Tendrán tus gestos al no encontrarse y llevarán los míos de algún tiempo perdido. Cuando no haya más nada que decir, sabremos, quizás, que somos rostros de un mismo cuadro, intentado comprender, o no, cómo fue que ahí nos encontramos. DOSBOSQUES.